martes, 26 de agosto de 2014

EL MONSTRUO DE LAS MANZANAS

Había un pueblo  que se dedicaba al sembrío y cosecha de manzanas. Todo iba bien cuando ya llegada la fecha en la que se cosechaban las manzanas se reducía la cantidad del fruto. Fue entonces cuando los pobladores del lugar decidieron unirse para vigilar en las noches y capturar al ladrón.

La primera noche fue vana. Todos se quedaron dormidos y al despertar se dieron con la sorpresa de que habían menos manzanas. 

La segunda noche acordaron colgar objetos ruidosos en las ramas de los arboles por sí se dormían. Efectivamente mientras gozaban de su gran sueño  los sonidos los despertaron y pudieron alcanzar al ladrón. 

Lo que vieron era indescriptible, terrorífico para los ojos de cualquiera. Tenia el cuerpo cubierto con un vestido negro hasta el suelo. Su rostro totalmente desfigurado. Solo se le podía observar un orificio en sus labios, por donde comía. 

No me maten decía suplicante. Por qué nos robas nuestras manzanas preguntaban las personas. No soy quien parezco ser. Ayúdenme por favor. Hay que quemarla! decían algunos. Escuchemos la! decían otros. 

Y así lo hicieron: Un día mientras jugaba cuando era niña escuche la voz de una anciana que pedía a gritos que alguien la ayudara porque su bastón se había caído al rió. Yo no dude en ayudarla porque creí en sus suplicas. Cuando le pasaba el bastón me sujeto fuertemente la mano y me advirtió diciéndome que yo seria la causante de los males de mi pueblo. Quería gritar pero no podía porque un sujeto vino y me tapo la boca y así me llevaron hasta su cabaña que quedaba en lo mas alto de aquel cerro. Ellos son brujos y me hechizaron y así es como quede. 

Al escuchar la historia una pareja de esposos que se encontraba ahí recordó el instante en que su hija había desaparecido en las circunstancias que ella narraba. Y corriendo hacia el monstrito de las manzanas, la abrazaron  diciéndole que la habían creído muerta. 

las personas del lugar no dudaron en ir a hacer justicia, con hachas, sogas y palos fueron en busca de los brujos. Anduvieron por caminos estrechos, donde un paso en falso los podía conducir  a la muerte. 

Al llegar al lugar indicado observaron sigilosamente por la ventana y vieron a los ancianos que estaban sentados en su comedor comentando lo siguiente: -Por fin, esa gente vendrá a nosotros a pedir ayuda una vez que se acaben sus manzanas, porque querrán que les hagamos un hechizo para acabar con ese mal. Nosotros aprovecharemos la situación para que nos sirvan  siempre.

No terminando de hablar, los varones del pueblo tumbaron la puerta y sujetando fuertemente a los ancianos los obligaron a decirles la manera de romper el hechizo de la adolescente que se comía los frutos. Al principio  se negaron pero después no les quedo de otra que rebelar la pócima. 

Paso un tiempo y la niña convertida en adolescente recupero su forma humana. Los brujos desaparecieron para siempre del pueblo. 

Pero había un pequeño detalle. Los arboles ya no tenían muchas manzanas. Y se acercaba el día en que todos tenían que vender sus frutas. Resignados a quedarse sin nada, fueron a ver sus campos de cultivo y la sorpresa que se llevaron fue grande. Los arboles llevaban  en sus ramas las mejores manzanas del mercado y habían mas plantitas de manzano.