Los caramelos de Lucía
Llegó el momento de cantarle a la cumpleañera. Por fin sus ansiados 11 años y una etapa que se cerraría porque terminaba la primaria. Todos esperaban al rededor de la mesa el momento en que sonara la melodía del "CUMPLEAÑOS FELIZ". Miraban como se encendía las luces de las velas.
Lucía tenía un lindo vestido de princesa. Sus ojitos brillaban de emoción porque no solo era su cumpleaños sino también porque su papá que estaba lejos por motivos de trabajo estaba presente en una ocasión muy importante para ella. No podía salir nada mal. Y por fin, la melodía sonó y todos a la uno, dos y tres cantaban a viva voz. Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz ... Pide un deseo le decían sus padres y sopla la vela. Ella cerró un instante sus ojos marrones como el café y pidió con todo su corazón su deseo. Luego se acercó a soplar la vela pero esta no se apagaba. Hizo otro intento y nada. Fue en el quinto intento dónde por fin se apagó. Es una vela mágica decían sus amigos, son de esas velas que soplas y soplas y no se apagan pensó. Era la primera vez que soplaba una así.
Llegó la hora de repartir los bocaditos y luego la torta. Pero había algo que Lucia no quería invitar. Y se los había escondido en su cuarto sin que sus padres se dieran cuenta. Eran sus caramelos preferidos de sabor tutifruti. Su padre se los había traído y ella no quería compartirlo. Los guardó celosamente para que cuando se le antoje los comiera y de esa manera podría tener nuevamente presente a su padre cuando se regresara al trabajo. Felizmente sus padres no se habían dado cuenta h pensaron que se había repartido todo. Ya los invitados se habían ido. Y tocaba el momento de abrir los regalos. Le habían traído muñecas, joyeros, una pelota, aretes e incluso ropa. Ella estaba contenta por lo recibido. Pero más contenta estaba porque tenía a sus padres juntos. Cuando su mamá se fue a la cocina, su papá le susurró :- sé que no se repartieron los caramelos que te traje- y ella le respondió, así es papá. Me los guardé. Él la abrazó fuertemente y le dijo que tenía una bolsa más para ella. Que siempre que vendría de viaje le traería una para que los coma cuando se le antoje. Lucía se quedó contenta y gritó de alegría. ESTE FUE MI MEJOR CUMPLEAÑOS.
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