Las zapatillas blancas
Dos hermanitos jugaban a orillas del río. Saltaban y tiraban piedritas al río. Buscaban piedras de diferentes tamaños y formas.
Su madre lavaba la ropa más arriba dónde se formaban pozos de agua. Le tocó el turno de lavar las zapatillas de sus hijos. Y cuando las estaba enjuagando se le escapa el par de zapatillas del hermanito más pequeño.
La mamá gritó por si sus hijos que se encontraban más abajo podían recogerlo. Pero era muy tarde. Las zapatillas se iban por el torrente de agua como dos barquitos en alta mar.
La mamá se sentía muy triste porque eran las zapatillas nuevas que recién había comprado, un par para cada uno de sus tesoros.
El niño pequeño la miraba y le decía que no se preocupara. Que iba a romper su alcancía y se compraría otras. Pero lo que él no entendía era que le faltaba mucho para completar los que valía un par.
Estaban jugando los dos hermanitos. Mamá ya había terminado de lavar la ropa. La estiró enteré las malezas del río. Esperaron dos horas para que secara y mientras tanto prendieron una fogata para hacer el almuerzo y comer las delicias del campo.
Papá estaba en la chacra, regando, llegaría de noche por lo que le guardarían un poco de lo que habían preparado.
Llegó la hora de ir a casa. Los niños ayudaban a su mamá llevando las prendas.
Llegó la noche. Esperaban ansiosos a su papá. La madre seguía un poco triste por lo sucedido. De pronto se escuchó el ,toc, toc, alguien tocaba la puerta. Era él, papá, los niños salían entusiasmados a abrir la puerta. Llegaba cansado. Mamá salía a darle el alcance para ayudarle con las herramienta pesadas. Él llevaba una manta en la espalda que no había sacado de su espalda. Se cambió las ojotas y el pantalón porque estaban mojadas. Él notó la mirada triste de si esposa y le preguntó porque estaba así. Ella le contó lo sucedido con lágrimas en los ojos. Él secó sus lágrimas y con una sonrisa bajó la manta que tenía en la espalda para darle las zapatillas que había perdido su amada. Pero cómo le dijo ella. Si el río se las había llevado. Cómo es que llegó a tus manos. Él la miró y le contó que al regar vio que algo se había atascado entre las malezas y el agua no venía con fuerza. Él fue a ver que era y vio que eran las zapatillas de su hijo pequeño y pensó que seguro el río se lo había llevado mientras lavas la ropa. Ella se sintió feliz, abrazo a su esposo y llamó a su hijo pequeño para entregarle las zapatillas. Todos se pusieron contentos. Felices porque de eso se trata la familia. De apoyarse siempre.
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